Hoy vamos a preparar una caldereta de cordero. La caldereta de cordero, también es conocida como caldereta manchega, y es un plato tradicional de la cocina castellana. Los ingredientes principales son pierna o paletilla de cordero, cebolla, tomate, pimiento rojo o pimiento morrón, ajo, vino blanco y aceite de oliva.
El cordero constituye en la dieta del hombre un alimento de prcedencia animal, de a familia bovidae, género ovis y especie orientalis aries. En lo que se refiere al tipo de alimento, dentro de la rama ovino.
En cuanto al aspecto nutricional, en un alimento con un importante aporte de colesterol, vitamina B12, vitamina D, vitamina B2, vitamina B3, zinc, hierro, selenio, fósforo, proteínas, calorías, vitamina C, sodio, ácidos grasos poliinsaturados, magnesio, yodo, vitamina B9, vitamina E, calcio, retinol, y vitamina A.
El consumo de cordero aportaría colesterol a nuestro organismo, requerido tanto en tejidos corporales como e hígado, médula espinal, páncreas, y cerebro, como en el plasma sanguíneo, siendo esencial para crear la membrana plasmática que regula la entrada y salida de sustancias a través de las células. Una dieta con una elevada proporción de grasas saturadas, elevará los niveles de colesterol en la sangre y conllevará un mayor riesgo de padecer aterosclerosis-estrechamiento de las arterias por la acumulación de lípidos en sus paredes y otras enfermedades cardivasculares.
La concentración de vitamina B12 en el cordero, es beneficiosa para las funciones del sistema nervioso, corazón y cerebro. La vitamina B12 o cobalamina, favorece el mantenimiento de la envoltura de mielina de las células nerviosas y participa en la síntesis de neurotranmisores. Además, se necesita para lo conversión de ácidos grasos en energía, y ayuda a mantener la reserva energética de los músculos a la vez que colabora para el buen funcionamiento del sistema inmunitario. La presencia de esta vitamina en nuestro organismo, está íntimamente relacionada a la de la vitamina B9, siendo necesaria para el metabolismo del ácido fólico. Al igual que éste, la cobalamina interviene en la formación de glóbulos rojos y la síntesis de ADN, ARN y proteínas.
El relevante aporte de vitamina D en el cordero, estimula la absorción de calcio y fósforo por el organismo contribuyendo al adecuado desarrollo de huesos y dientes, a la vez que favorece el crecimiento celular y fortalece al sistema inmune ayudando a prevenir infecciones. Al depender los niveles de calcio de la concentración de vitamina D, ésta juega además un importante papel en la transmisión del impulso nervioso y la contracción muscular.
El cordero constituye una fuente natural de vitamina B2 o riboflavina, lo que favorece la actividad oxigenadora intercelular, mejorando el estado de las células del sistema nervioso y colaborando en la regeneración de tejidos como piel, cabello, uñas y mucosas, y de forma especial en la integridad de la córnea, contribuyendo de esta manera a mejorar la salud visual. Esta vitamina interviene además en la transformación de los alimentos en energía, y complementa a la vitamina E en su actividad antioxidante, y alas vitaminas B3 y B6 en la producción de glóbulos rojos, ayudando a mantener el sistema inmune en buen estado.
Por su aporte de vitamina B3 o niacina, el cordero interviene en el proceso de transformación de enrgía a partir de hidratos de carbono, proteínas y grasas, y contribuye a relajar los vasos sanguíneos dotándoles de elasticidad, a estabilizar los niveles de glucosa y ácidos grasos en la sangre, y a reducir el colesterol secretado por el hígado. Junto con otras vitaminas del complejo B, la niacina ayuda a mantener sanas piel y mucosas digestivas, además de colaborar en el buen estado del sistema nervioso.
El cordero, gracias a su contenido en zinc, resulta muy beneficioso en el proceso de formación de los huesos, así como en el desarrollo de los órganos reproductivos, favoreciendo el funcionamiento de la glándula prostática. El zinc, además de ser un poderoso antioxidante natural, favorece la absorción de vitamina A y la síntesis de proteínas como el colágeno, colabora en el adecuado crecimiento durante el embarazo, niñez y adolescencia, y ayuda al mantenimiento de los sentidos de la vista, el gusto y el olfato. Además de en los huesos, está presente en diferentes tejidos de nuestro organismo como músculos, testiculos, cabellos, uñas y revestimientos oculares.
Por ser un alimento rico en hierro (necesario para la síntesis de hemoglobina), el cordero colabora en la renovación de las células sanguíneas, posibilitando el transporte de oxígeno desde los pulmones hacia los diferentes órganos, como los músculos, el hígado, el corazón o el cerebro, siendo el hierro indispensable en determinadas funciones de este último, como la capacidad de aprendizaje. El hierro también incrementa la resistencia ante enfermedades reforzando las defensas frente a los microorganismos, previene estados de fatiga o anemia, y sin él no podrían funcionar el sistema nervioso central, el control de la temperatura corporal o la glándula tiroides, siendo además saludable para la piel, el cabello y las uñas. Este alimento resulta muy beneficioso para el organismo en situaciones de carencia de hierro, ya sean como consecuencia de hábitos alimenticios inadecuados, durante la menstruación o el embarazo, o tras accidentes u operaciones médicas donde se haya perdido sangre.
Por su contenido en selenio, el cordero refuerza a protección contra enfermedades cardiovasculares a la vez que estimula el sistema inmunológico. El carácter antioxidante del selenio, retarda el proceso de envejecimiento celular, a la vez que le confieren propiedades preventivas contra el cáncer. La acción de este nutriente guarda relación con la actividad de la vitamina E.
Debido al aporte de fósforo, el cordero contribuye a la mejora de determinadas funciones de nuestro organismo como la formación y desarrollo de huesos y dientes, la secreción de leche materna, la división y metabolismo celular o la formación de tejidos musculares. La presencia de fósforo (en forma de fosfolípidos) en las membranas celulares del cerebro es fundamental, favoreciendo la comunicación entre sus células mejorando de esta manera el rendimiento intelectual y la memoria.
Por su relevante aporte de proteínas, el cordero es idóneo para el adecuado crecimiento y desarrollo del organismo, favoreciendo las funciones estructural, inmunológica, enzimática (acelerando las reacciones químicas), homeostática (colaborando al mantenimiento del pH) y protectora-defensiva.
El cordero contieno un 75,53% de agua, y por lo tanto favorece la hidratación de nuestro organismo, al que debemos abastecer, incluyendo el consumo a través de los alimentos, con una cantidad de agua que oscila entre los 2,7 y los 3,7 litros, dependiendo de cada constitución, de la actividad física desarrollada, o de estados como el embarazo, la lactancia, enfermedad o exposición a fuentes de calor, circunstancias estas últimas donde las necesidades de consumo, aumentan.
El contenido de ácidos grasos convierten al cordero en una fuente de energía que ayudará a regular la temperatura corporal, a envolver y proteger órganos vitales como el corazón y los riñones, y a transportar las vitaminas liposolubles (A,D,E y K) facilitando así su absorción. La grasa resulta imprescindible para la formación de determinadas hormonas y suministra ácidos grasos esenciales que el organismo no puede sintetizar que ha de obtener necesariamente de la alimentación diaria. A pesar de ello, conviene controlar la ingesta de alimentos ricos en grasa puesto que el cuerpo almacena la que no necesita, lo que ocasiona incrementos de peso indeseados y subidas de los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre.
El cordero constituye un alimento con un significativo aporte de vitamina B1, por lo que participará en la producción energética colaborando en el metabolismo de los carbohidratos. La vitamina B1 o tiamina, juega además un papel esencial en la absorción de glucosa por parte de cerebro y sistema nervioso, por lo que la deficiencia de este nutriente puede derivar en cansancio, poca actividad mental, falta de coordinación, depresión, etc. Otras funciones como el crecimiento o mantenimiento de la piel o el sentido de la vista, dependen en buena medida de los niveles de esta vitamina en el organismo.
INGREDIENTES
-750g. de cordero.
- 3 tomates.
- 1 cebolla.
- 4 dientes de ajo.
- 2 lonchas de jamón serrano gruesas.
- 1 loncha de tocino.
- Vino blanco.
- Perejil.
- Aceite de oliva.
- Sal.
- Tomillo.
- Laurel.
PREPARACION
Pida en la carnicería que desgrasen el cordero y lo partan en trozos para guisar. Ponga en el fuego una olla amplia, con 4 cucharas de aceite. Añada la cebolla cortada en trozos y los dientes de ajo enteros.
Antes de que se doren, incorpore los tomates pelados y cortados en trozos y rápidamente el jamón y el tocino en dados. Después de darle unas vueltas con una cuchara de palo, añada el cordero, satee un poco y eche medio vaso de vino blanco.
Déjelo hervir hasta que el cordero esté tierno (1/2 hora más o menos), y vaya comprobando el sabor por si hay que rectificar el punto de sal.
En el último hervor, añada las hierbas (perejil, tomillo y laurel).
Deje que hierva unos 15 o 20 minutos más y apártelo del fuego dejándolo reposar unos minutos.
Sírvalo caliente y sin mucho caldo.
Espero que os guste.